Antes del desayuno, con un vaso de agua, tomo mi cápsula de NAD+. Me ayuda a activar el metabolismo y comenzar el día con más claridad, sin necesitar tres cafés.

Ya en la oficina, noto que mi concentración mejora. No salto entre tareas, no me distraigo tanto. Es como si la mente tuviera más gasolina para rendir.

Después de comer, suelo sentirme lento. Pero desde que tomo NAD+, el bajón post-almuerzo desapareció. Sigo con buen ánimo y sin esa pesadez típica.

Cuando entreno, tengo más resistencia. El cuerpo responde mejor. NAD+ no solo es mental: apoya la energía física desde lo celular.

Ya no me cuesta dormir, ni despierto a medianoche. El equilibrio energético diario hace que mi cuerpo sepa cuándo desconectarse.